sábado, 18 de septiembre de 2010

Natalie Portman mirada fría y despiada que tenía ante la prensa es la que muestra en Black Swan,

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¿Esta es la otra Natalie Portman? Esa misma mirada fría y despiada que tenía ante la prensa es la que muestra en Black Swan, El cisne negro, del director Darren Aronofski que ya ganó el León de Oro en 2008 por El Luchador con Mickey Rourke. Es la película que inaugura el Festival de Venecia y que ha estremecido al personal de buena mañana.

Se trata de la historia de una bailarina de ballet clásico atormentada por su autocontrol, lo que le hace rozar la locura. Autodestrucción, masoquismo y disciplicina salvaje son los elementos que la ex Reina Amidala ha mostrado ante la cámara con maestria, (ya tenemos otra precandidata al Oscar).

Aplausos para ella, y algún pitido para el director Aronofski, por haberse dejado llegar por el gore, la sangre y los sustos, y no limitarse a la tensión mental del personaje.

Los babosos comentaban con fruición la escena de masturbación que se marca Portman -hasta Closer se mantuvo muy casta en el cine. Y claro, en la rueda de prensa hubo sus risas. Portman muy profesional dijo que había sido "un reto muy interesante", a lo que el director replicó: "Pues yo no tuve esa sensación cuando le dije que iba tener que hacer una escena de sexo entre ella y ella misma. Natalie entonces me preguntó muy alarmada: ¿pero... y porqué?".

Como todos los festivales se suceden las películas a ritmo frenético. Después de Black Swan llega Robert Rodriguez con Machete. Un especie de comic con un superhéroe latino que con su cuchillo se carga a todo gringo que trabaja para la expulsión de los inmigrantes latinos.

Abucheos y relinchos desesperados. Bostezos no ha habido porque los críticos se han largado como el correcaminos. Algunos no han llegado ni a soportar diez minutos de película. Es decir, que se han perdido a Steven Seagal chapurreando chicano, a Lindsay Lohan haciendo de viciosilla y a Robert De Niro de senador ultra reaccionario. Nada del otro mundo, la verdad.

Esto es Italia y las ruedas de prensa no son un programa de televisión de Berlusconi, así que Robert Rodríguez ha tenido que soportar la reacción fría de la prensa. La decepción ha sido generalizada porque ha dejado pasar la ocasión de reflexionar de la inmigración hacia USA en un momento crítico. Él ha despachado el reproche con un sencillo: "No hay crítica más dura que la que se hace con humor".

Y a todo esto el Ayuntamiento de el Lido, la isla frente a Venecia donde se celebra el Festival, ha decidido hacer obras brutales justo ante el Palacio del Festival. A veces, me siento como en Madrid.... pero aquí van en bici y hay mar.

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