Ella tiene ese toque cándido y aspecto frágil que la han convertido en el sueño de muchos, pero también ese encanto y sensualidad que desde hace años la mantienen dentro de los principales listados de las mujeres más hermosas del mundo. http://nataliaportman.blogspot.com/
Muchos dicen que sus ojos son su mejor atributo; otros, que lo son sus largas piernas; unos más, que lo mejor en ella son sus labios, con el tamaño, color y forma perfectos; también hay quienes aseguran que cada uno de sus rasgos es especial y su conjunto es, precisamente, lo que la hace única e irresistible.
Sí, todas esas afirmaciones son ciertas, pero decir que la actriz de películas como Hermanos, La otra reina y Atrapados por el deseo, entre otras, es la mujer perfecta, es falso.
Al igual que todas las personas tiene sus imperfecciones y detalles, ella también tiene una minucia, la cual ha pasado desapercibida porque se encuentra en los pies.
Si se observa con atención, su pie derecho tiene dos dedos chuecos, a los que se les puede catalogar como dedos de “martillo”.
Doloroso
Este defecto no sólo es antiestético, sino que también puede ser muy doloroso e incómodo para aquellas personas que lo padece.
Los dedos de “martillo” -también conocidos como dedos en garra o dedos en mazo- son una deformidad en la que uno o más dedos del pie se flexionan y encorvan, adquiriendo la apariencia de una garra.
Generalmente, este problema afecta al segundo dedo, aunque también pueden estar dañados otros, como en el caso de Natalie.
Casi siempre se manifiesta desde la infancia y puede ser ocasionado por alguna anormalidad hereditaria en la alineación de los huesos del metatarso y en el alargamiento excesivo de la articulación.
Sin embargo, también puede aparecer en la edad adulta como consecuencia, casi siempre, porque el calzado no ajusta de manera correcta. Por ello, es más frecuente que se presente en personas que utilizan tacones altos, ya que el peso se distribuye de forma irregular entre los dedos.
El dedo de “martillo” también puede presentarse debido al deterioro muscular y nervioso que ocurre en ciertas enfermedades, como la diabetes; además, son producto de accidentes cerebrovasculares, trastornos neurológicos -como la ataxia de Friedreich-, o por el acortamiento del talón de Aquiles.
En muchos casos, puede ser tratado utilizando el zapato correcto, con medicamentos inyectados -como lidocaína o cortisona, en algunos casos-, y mediante el uso de plantillas especiales de plástico o metal personalizadas, que alivian la presión de los dedos.
Desafortunadamente, en ocasiones es necesaria una cirugía, que se realiza en el consultorio médico y con anestesia local, durante la cual se cortan los tendones para relajar los dedos; cuando éstos cicatrizan, los extremos vuelven a unirse y se alargan, lo que permite que realicen su función de estirar y contraer el dedo de forma normal.