jueves, 17 de marzo de 2011

Natalie Portman El cisne negro, personaje que la llevó a explorar sus límites profesionales y personales.

Da vida a ''Nina'' en El cisne negro, personaje que la llevó a explorar sus límites profesionales y personales. AP

La crítica encumbra a la actriz en la que hasta ahora ha sido su mejor actuación

Dicen que el camino al éxito está labrado por avances y tropiezos. Para Natalie Portman esa idea tiene una gran dosis de verdad. Pasó de ser una estrella infantil a una adolescente tratando de abrirse paso entre las grandes divas de Hollywood. Aceptó por igual papeles en películas pequeñas, de bajo presupuesto y con una proyección limitada, que grandes proyectos que la llevaron a convertirse en una estrella taquillera de franquicias que amasaron fortunas. Y ahora, encontró en Nina, una bailarina que vive una crisis de personalidad brutal en El cisne negro, el papel que la crítica ya define sin duda como el mejor de su carrera.

Sin embargo, no sería tan bueno si no hubiera tenido detrás una preparación ardua, amor por el personaje y el convencimiento absoluto de que estaba en una gran historia.

“Simpre me gustó el ballet”, recuerda la propia actriz, al explicar el primer lazo que surgió entre ella y Nina: “Lo practiqué hasta que tenía casi 12 años y después, cuando no pude hacerlo más, idealicé mucho a las niñas que sí pudieron llegar más lejos”.

En un principio, Portman tuvo que dejar los escenarios de baile ante el tiempo que tenía que dedicarle a la actuación, sin saber que el destino la volvería a cruzar con esa disciplina.

La vida por un papel

Convencer a Natalie Portman de meterse en la piel de Nina no fue difícil, pero darle forma al papel sí. Y es que la actriz se tuvo que someter a un intenso entrenamiento físico primero y luego mental. “Platiqué con Darren (Aronofsky) antes de comenzar el rodaje y era increíble, pero decidimos que no se trataría sólo de bailar, sino había que construir en Nina una estructura compleja, muy compleja”.

La envidia y la obsesión dominan el alma de Nina, una bailarina casi perfecta que durante años ha esperado su oportunidad para alcanzar el éxito. La situación ideal se da cuando la compañía donde trabaja se encuentra a punto de montar la obra El lago de los cisnes. El problema es que pronto aparece una nueva bailarina, Lilly (Mila Kunis), quien se convierte en una competencia enorme. Ante la posibilidad de perder la oportunidad que ha esperado por toda la vida, Nina se hunde en una espiral de odio y a la vez de desesperación. Y sobre ese terreno mental frágil, Portman tuvo que construir su papel dotando de fragilidad y locura en una sólida actuación que ya le valió el reconocimiento de la crítica y la nominación al Oscar como Mejor actriz, una presea que muchos creen podrá levantar en la ceremonia el 27 de febrero.

Parte del ritual

El desgaste que sufrió Portman a lo largo del rodaje fue brutal. Perdió peso, durmió mal y prácticamente abandonó su vida “normal” durante los dos años que transcurrieron entre que aceptó el papel y se estrenó la película. “El ballet es casi como un acto religioso. Se le tiene una enorme devoción al director de la compañía y durante la obra no hay más mundo que el escenario. Es un ambiente extraordinariamente duro, mucho más que el que tienen que vivir los actores”.

Sin embargo, el sacrificio bien valió la pena para la actriz nacida en Jerusalén. Con el Globo de Oro en su casa, se cuentan los días para el Oscar y luego tomará un largo descaso para disfrutar de la maternidad.

De estrella de Hollywood a ser aclamada por la crítica, Portman explica con una sonrisa el porqué alterna los papeles taquilleros con aquellos que considera un tanto más “experimentales”: “Bueno, siempre dicen que el mundo se va a terminar en 2012, ¿no? Entonces no quería quedarme sin hacer todos los géneros, los que son muy exitosos y los que son un poco más alternativos (risas). Creo que hasta ahora lo he logrado”.

Con proyectos de sobra

El nombre de Natalie Portman seguirá presente en el cine durante los próximos meses y en varios géneros cinematográfios.
Se le verá pronto en Amigos con derechos, película donde comparte rol protagónico con Ashton Kutcher. Además, al festival de Sundance llevó el drama Hesher.

El estreno “grande” que le quedará a la actriz es Thor, apuesta taquillera del año de los estudios Marvel Comics (Iron Man, Capitán América) y donde aparece la mexicana Adriana Barraza.

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