viernes, 15 de abril de 2011

Natalie Portman charla con Darren Aronofsky sobre el proceso de creación de «Cisne negro»

«Cisne negro» se estrena en España el próximo viernes 18 de febrero. Nominada a cinco premios Oscar, incluyendo mejor película, director y actriz, la cinta se ha convertido en una inmejorable oportunidad para que Natalie Portman consiga la estatuilla. Guiada por el director, Darren Aronofsky, Portman se sometió a un duro proceso durante el rodaje por el que perdió varios kilos (se llegó a especular con que rozó la anorexia) y en el que llegó a identificarse con Nina, protagonista de la película. Durante el proceso de producción Natalie Portman conoció, además, al que ahora es su prometido y padre del hijo que espera, el coreógrafo francés Benjamin Millepied.

- Darren Aronofsky: Cuéntame cuándo empezaste a bailar, porque sé que eras una bailarina.

- Natalie Portman: ¿No sabes la respuesta?

- DA: Sí, lo sé, pero quiero que los demás lo sepan.

- NP: Hice ballet y otros estilos de baile como el claqué, teatro musical y jazz hasta que tuve trece años. Después empecé a actuar y lo dejé, porque como ya sabes soy una persona de extremos. No quería dar una clase a la semana, si iba a hacerlo quería practicar todos los días.

- DA: ¿Practicabas mucho?

- NP: Dos horas al día durante seis días a la semana, no sólo ballet, también otros tipos de danza.

- DA: ¿Conservas algo de todo esto?

- NP: Sí, creo que aún retengo lo básico y mi profesora Mary Helen Bowers y otros me entrenaron sobre eso. He podido trabajar con ello, pero creo que retengo un sentido de la coordinación y esa disciplina que adquieres en los primeros años, de todas formas fue casi como empezar de cero.

- DA: ¿Cómo fue tu presentación?

- NP: Fue buena, fue buena, pero otros aspectos fueron un desastre. Mary Helen trabajó conmigo durante un mes la postura de pronación de mis pies y me enseñó cómo no levantar los talones al hacer el plié.

- DA: Cuéntanos algo acerca de los diferentes profesores que tuviste.

- NP: Mary Helen empezó conmigo un año antes, hacíamos 5 horas diarias de ballet y algo de entrenamiento para tratar de asegurarnos de que no me lesionaría al hacer las cosas demasiado rápido, ya que es un gran esfuerzo para el cuerpo. Hicimos mucha natación y ejercicios. Cuando fuimos a Nueva York empecé con otros entrenadores con los que trabajé específicamente los brazos y la flexibilidad, ya que tenía que adoptar una postura concreta y los brazos son importantes. Entonces me dieron clases Marina y Olga. Georgina Parkinson me entrenó en el movimiento específico de los brazos de cisne. Y luego estaba Benjamin, el coreógrafo, realmente era un equipo de ensueño. Él marcaba los tiempos y Mary Helen siempre estaba ahí animándome, dándome pequeños consejos. Cosas de las que no me di cuenta en el momento, algunos de los consejos más importantes eran sobre cómo estaba colocada mi cabeza o a dónde dirigía la mirada.

- DA: Y gracias a todo eso fuiste capaz de transmitir emoción, ¿fue duro?

- NP: La mitad de las veces intentaban que estuviese callada mientras bailaba, porque al concentrarme tanto y hablar, se me quedaba la lengua pegajosa y dejaba la boca abierta, eso fue sin duda un reto.

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